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martes, 24 de noviembre de 2009

Energias verdes, no convencionales.

En la lucha contra el impacto ambiental que suponen las fuentes de energía convencionales, los científicos siguen trabajando en pos de conseguir un mundo mejor a base de energías renovables, esas que no gastan las materias primas porque se basan en aprovechar lo que la naturaleza nos da de forma ilimitada, como el viento.
La energía eólica es una de las más famosas y en las que más se puede mejorar. Básicamente, consiste en aprovechar la velocidad del viento para otros usos. Cualquier cuerpo en movimiento tiene una energía, llamada energía cinética, proporcional a la velocidad con la que se mueve. La energía eólica busca transformar esa energía mediante aerogeneradores, y en 2007 se obtuvo suficiente energía para proporcionar el 9% de la consumida en España o el 19% en Dinamarca.

Los aerogeneradores son básicamente unos molinos cuyas aspas tienen una aerodinámica trabajada para aprovechar al máximo la velocidad incidente del aire. Para que todo esto sea rentable, es preciso disponer muchos aerogeneradores en lo que se denomina un parque eólico, con la ventaja de que no emitimos gases nocivos a la atmósfera ni dañamos el medioambiente con vertidos tóxicos, además de ser una energía inagotable. El principal problema es el ruido, ya que está demostrado que afecta negativamente a la fauna que está situada en un radio de 200 metros a un aerogenerador. Sin embargo, la tecnología permite que este daño sea cada vez menor gracias a la optimización de los perfiles aerodinámicos de las aspas del aerogenerador.

La energía hidráulica aprovecha la energía cinética, como la eólica, pero esta vez del agua, además de su energía potencial (energía que posee un cuerpo por el hecho de estar a una altura determinada). Este tipo de energía se viene usando desde la antigüedad, en forma de molinos, aunque ahora se disponen presas enormes, que deja caer el agua, aprovechando la velocidad de caída para mover una turbina y esta transmite la energía a un alternador para conseguir energía eléctrica.

La biomasa se utiliza para fabricar biocombustibles, como el bioetanol o el biodiésel, pero tiene el problema de que a gran escala puede dejar de ser una energía no contaminante ya que algunos países se dedican a destruir parajes naturales para la obtención de biomasa. La razón por la que es una energía limpia es que se supone que la planta, durante su vida, ha capturado el dióxido de carbono que más tarde emitirá a la atmósfera durante la combustión del biocombustible.

La energía solar capta la energía causada por la luz y el calor del Sol, y es prácticamente la energía del futuro ya que Greenpeace afirma que para el año 2030 este tipo de energía podría satisfacer a dos tercios de la población mundial. Además, no hay más que echar un vistazo a la carrera espacial para darse cuenta de que la energía solar es muy productiva, a pesar de que los actuales paneles suelen tener un rendimiento de entre el 10 y el 15% de la energía térmica que captan.

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